Los largos días del verano y las claras noches nos invitan a descubrir lugares y vivir nuevas experiencias. Cada uno decide el tipo de viaje que más le gusta, unos quieren visitar muchos lugares en poco tiempo y otros prefieren perderse por las calles, comunicarse con los habitantes y vivir el lugar. Para estos últimos un destino perfecto para el que no es necesario recorrer grandes distancias, ni ahorrar durante todo un año, es Extremadura.
Como bien explica la nueva campaña de la Comunidad, Somos Extremadura, la tierra de los conquistadores merece ser experimentada, no sólo visitada. Callejeando por sus pueblos y ciudades podemos entender porque es cuna, entre otros, de Hernán Cortés, Pizarro o Nuñez de Balboa. Sus tres lugares Patrimonio de la Humanidad, Mérida, Cáceres y el Monasterio de Guadalupe, son sólo los más destacados ejemplos de su riqueza patrimonial.
Pero Extremadura no es sólo historia y monumentos, tiene importantes espacios naturales, algunos tan impresionantes como Monfragüe o el Valle del Jerte en los que olvidarás los rigores del verano y comprobarás como el tiempo puede transcurrir a otro ritmo. La gastronomía extremeña no acepta prisas, es contundente y sobria, pero tan exquisita como su jamón de bellota del que presumimos todos los españoles.
En definitiva, si aún no sabes donde pasar tus vacaciones, ten en cuenta Extremadura. Puedes optar por el viaje que prefieras, cultural, de relax, familiar o romántico. Tómalo con calma, relacionate con el entorno y sus habitantes y seguro que, como yo, repites y te sorprendes más de una vez.
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