Síndrome de la clase turista, como prevenirlo (II)

En la primera parte del artículo vimos las causas que favorecen la aparición del Síndrome de la clase turista y las consecuencias que puede tener. La incidencia es muy baja pero no por ello debemos dejar de tomar algunas medidas preventivas.

Las precauciones que podemos tomar son muy sencillas de seguir. Lo primero es procurar movernos, cuando se pueda es conveniente deambular por el avión teniendo en cuenta donde nos encontramos y la comodidad del resto del pasaje. Se pueden realizar ejercicios con las piernas, apoyándonos en talones y puntas alternativamente o levantándolas si hay espacio. Mientras estamos en el asiento es conveniente mover los dedos de los pies y los tobillos, e incluso masajear las piernas, eso favorecerá la circulación de retorno. En la farmacia se pueden comprar medias y calcetines que estimulan la circulación y que son especialmente indicados para las personas con problemas de varices.

Una de las medidas más importantes es hidratarnos. Hay que beber al menos un vaso de líquido cada hora. Lo mejor es que sean de distinto tipo, agua, zumo, infusiones o refrescos, pero nunca alcohol y no se debe abusar de la cafeína o la teína. El alcohol favorece la deshidratación, un factor de riesgo del síndrome. La aspirina antes del viaje puede ser de ayuda para las personas con predisposición ya que es un anticoagulante. Sin embargo antes de tomarla se debe consultar con el médico de cabecera por si hubiera alguna contraindicación.

La visita preventiva al médico es recomendable si tienes cualquier factor de riesgo, e incluso sin tenerlo en caso de que el viaje vaya a ser muy largo. Siempre que puedas elije un asiento de pasillo, te permitirá tener más movilidad estando sentado y facilita que puedas levantarte y moverte por el avión.

Más información | Sociedad Española de Cardiología
Foto | Flickr – Hunter Desportes