A partir del verano del 2011 entrará en vigencia una nueva ley en Italia, que obligará a los turistas y también a los italianos que no sean residentes de Roma, a pagar un “impuesto de estancia” que rondará entre uno y tres euros, para poder ingresar a las playas de Ostia que está situada a más de 20 km de la ciudad de Roma.
Esta medida se extenderá además a los autobuses turísticos de la ciudad, así como también a los barcos que recorren el río Tíber, según las informaciones que han sido publicadas en el rotativo «Corriere della Sera«. Este nuevo impuesto aportará unos 80 millones de euros y va ser revisado y perfeccionado en septiembre, para establecer una regulación del mismo a pedido del alcalde de esta ciudad.
Algo que no está muy claro es como se controlará el cumplimiento de esta medida, porque adivinar la procedencia de los turistas es complicado. Fabrizio Fumagalli, propietario de un local en esta zona, teme que este impuesto termine por ser aplicado a todas las personas sin importar el origen, ya que los comerciantes no serán los responsables de pedir «el carné de identidad a la entrada».
«No se entiende cómo podemos identificar a los clientes en la entrada de las playas. Para su reconocimiento haría falta pedir un documento de identidad, imagine la polémica. Estamos ante un procedimiento inaplicable», comentó Fumagalli. Sin embargo para Ruggero Barbadoro, presidente regional de la Federación Italiana de Balnearios (FIBA), habría una posible solución para este problema.
«Hay sólo una posibilidad: pedir esta tasa únicamente a los viajes organizados, aquellos que llevan a los turistas directamente desde el hotel, porque son más fáciles de reconocer», comentó Barbadoro, que se mostró interesado por saber si se deberá tratar como romanos o no a los visitantes que lleguen a Ostia desde las poblaciones cercanas.
