El turismo es una importante fuente de ingresos para muchos países, en el nuestro es básico en la balanza de pagos. Debido a la crisis mundial los ingresos por este concepto se han visto mermados y los gobiernos están buscando la manera de recuperarlos. No se trata de hacer promociones, inversiones o tratar de desestacionalizar el sector y atraer al turismo, sino de cobrar al viajero un nuevo impuesto.
Hace dos días, Estados Unidos ha comenzado a cobrar una tasa turística de 14 dólares, 10,5 euros que se pagarán una vez cada dos años, independientemente del número de viajes que se hagan al país. Además las pernoctaciones en este país se recargan con un impuesto que equivale al 5-10 por ciento del precio de la habitación. Sólo es el más reciente, no el único.
En Bahamas además de pagar el 10 por ciento de la factura del hotel, se pagan 20 euros por entrar en el país. En Francia se cobra entre 0.20 y 1,5 euros por noche en algunos municipios, independientemente del tipo de alojamiento. En Alemania los hoteles-balneario cobran una tasa que se reinvierte en el cuidado de los bosques cercanos y además se ha aprobado recientemente una tasa sobre los viajes en avión.
En España no funcionó la experiencia con la ecotasa en Baleares, que tuvo una vida de apenas un año. Los touroperadores y hosteleros consiguieron que fuera eliminada. El último conato fue la propuesta del Ayuntamiento de Barcelona para crear un impuesto turístico en España. Los municipios tendrían libertad para aplicarla o no. La proposición encontró el rechazo frontal de los hosteleros de la Ciudad Condal.
Esperemos que se les ocurra algo más imaginativo para aumentar la afluencia de turistas, lo que no conseguirán con una guerra de impuestos.
Vía | Hosteltur
Foto | Flickr-Xavier Fargas
1 respuesta
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