Hace unos días hablamos de la posibilidad de pasar las vacaciones en un crucero pero navegando por un río en lugar de por el mar o el océano. Comentamos que se puede reservar un camarote en un barco pero dejamos pendiente otra forma de hacer este tipo de viajes, alquilar tu propio barco fluvial. Pese a lo que podemos pensar en un primer momento, no es necesario tener ningún tipo de conocimiento naútico ni carnet para emprender esta aventura.
Normalmente este tipo de viajes se hacen por Centroeuropa, Francia, Holanda, Irlanda, Italia y Escocia, no piden carnet, Alemania sólo en naves grandes . Los barcos son relativamente pequeños, con capacidad de 2 a 12 personas, por lo que son una buena alternativa para unas vacaciones en familia o con amigos. Cuando llegas al punto de salida un representante de la empresa te enseña el barco, los instrumentos y como hacerlo avanzar o parar. No tiene mayor problema. Lo único un poco menos fácil es pasar las primeras esclusas, en ocasiones te acompañan en la primera y otras veces te explican detalladamente como hacerlo.
Cada día se pueden recorrer unos 20 o 30 kilómetros, pero es opcional, cada uno elabora su ruta de acuerdo a sus gustos y necesidades. En la agencia de alquiler te pueden aconsejar y ayudar a hacerla. Si un día no quieres navegar y prefieres estar amarrado puedes hacerlo. Hay libertad de itinerario y horarios. Lo mejor es alquilar unas bicicletas para recorrer los lugares donde pares. El coche se queda en el parking de la salida, donde lo recoges a la vuelta. Si prefieres un itinerario sólo ida, también se puede aunque tiene un suplemento que encarecerá el viaje.
La reserva puedes hacerla a través de una agencia de viajes o directamente con la empresa de alquiler. Y no te preocupes, el barco tiene seguro incluído en el precio, y la compañía te da asistencia 24 horas para cualquier incidencia.
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Foto | Ucrania por descubrir