Jugar al pádel, destrozar paredes o conducir un vehículo de Fórmula 1 son algunas de las fórmulas que están en tendencia para que los ejecutivos puedan descargar el estrés. Sin embargo, la última moda que se está imponiendo es pilotar una avioneta.
Y es que parece ser que viajar en un avión teniendo que estar a los mandos, pese a que casi todas las funciones las realice el propio aparato, requiere toda la concentración de quien pilota. Además, ayuda a sacar todas las sensaciones que no salen por otros métodos.
Pero no sólo es una vía de descarga para ejecutivos, sino para todos aquellos trabajadores que tengan un trabajo muy absorbente y necesiten desconectar. Para ellos pilotar una avioneta supone una experiencia en la que se viven emociones muy fuertes que no dejan cabida a las preocupaciones.
Además, ayuda a liberar tensiones y supone un empujón para seguir adelante y coger con más fuerzas de nuevo el trabajo diario. Según los expertos, es tan importante la actividad en sí como el hecho de prepararse para realizarla.
El simple hecho de salir de la rutina, cambiar de hábitos, acercarse hasta el aeródromo y subirse en el avión es tan terapéutico como el propio vuelo.
Por supuesto es importante dar clases de vuelo en una escuela reconocida y volar siempre con la ayuda de un piloto instructor experto para evitar riesgos.
Hay que tener en cuenta que no se puede volar desde el primer día, ya que es preciso pasar una prueba técnica y una revisión médica. Además de poder costearse las clases. Una buena manera de dejar el estrés en tierra.
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