Muchos aventureros, peregrinos fieles, vagabundos, curiosos han recorrido el trayecto a Compostela, que se transformó en una especie de romería de la cristiandad entre los siglos XI y XIV. Por entonces se creía en el poder milagroso del apóstol Santiago, cuyo sepulcro se había descubierto en el siglo IX en las cercanías de esta ciudad gallega de Compostela, en el noroeste del actual reino español.
En los siglos que le siguieron parecían haberse olvidado de esta ruta sagrada. Pero en el año 1960 empezó a tener nuevamente importancia y volvió a poblarse de viajeros en todas las versiones posibles que permiten recorrerla.
En un libro (Guía del peregrino medieval) escrito en el año 1120 ya se la nombraba, este texto estaba encargado por el papa Calixto II y escrito por Aymeric. Un tiempo más tarde, existe la posibilidad de hacer este recorrido en bicicleta, una opción que demanda la mitad de tiempo (a pie el trayecto competo lleva 30 días y es imposible hacerlos si uno no se encuentra en perfecto estado físico).
Para empezar se sacan las credenciales de peregrinos en Roncesvalles, enclave mítico y punto de partida del clásico Camino Frances Medieval, en los Pirineos españoles. La idea es sellar este documento en los puntos por los que se transita. Una vez en Santiago de Compostela la Oficina del Peregrino otorga “la Compostela”, certificado que acredita que la persona ha hecho por lo menos 100 kilómetros a pie o 200 kilómetros en bicicleta.
Una vez que se ha cumplido este trámite inicial, se viaja a Pamplona y desde ahí se empieza el recorrido en bici. La travesía suele llevar de 9 a 14 días.
Reconocer el Camino es fácil ya que está muy bien señalizado por flechas o vieiras, diseñadas en color amarillo sobre un fondo azul. La mayor parte trascurre por senderos agrícolas alejados de las carreteras. Así, se visita una gran cantidad de pueblos pequeños y el peregrino se ve obligado a recorrerlos de punta a punta.
La mayoría llega a Santiago por el ‘Camino francés’, sin embargo, existen otras seis rutas históricas. La vía francesa entra en España por Roncesvalles y Sompot, en los Pirineos y atraviesa las comunidades autónomas de Aragón, Navarra, La Rioja, Castilla y León y Galicia.
Para alojarse existen lugares de todo tipo: hoteles, casas rurales, albergues de peregrinos. Estos últimos dependen de instituciones religiosas o de asociaciones de ‘Amigos del Camino’. Además son muy económicos, solo piden un donativo o cobran entre 3 y 6 euros por persona. El trayecto tiene además un gran atractivo arquitectónico, ya que a lo largo de la ruta hay muchas construcciones de estilo romántico.
Como el final del viaje se asiste a la misa de los peregrinos en la Catedral, que se celebra todos los días a las 12, y ahí se obtiene la Compostela que se logro con tanto esfuerzo. La entrada en la Plaza de Obrandoiro es realmente muy emocionante, y también la misa.
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