Cualquier viajero que se precie sabe que una de las cosas con las que primero se tiene que hacer y no salir de ella en ningún viaje es un adaptador de enchufes universal. Más que nada por aquello de poder estar conectado en todos los países del mundo y poder engancharte a la red eléctrica de cada país.
Parece una cuestión baladí, pero hoy en día casi todo funciona con electricidad y viajar a determinadas partes del mundo y quedarse casi desconectado del planeta por esta tontería puede suponer un enorme trastorno para quien lo ha de sufrir. Los multienchufes ya son aparatos corrientes y fáciles de encontrar en cualquier tienda dado que ya quien más y quien menos se hace un viajecito anual.
Estos te sirven para poner a cargar tu teléfono móvil, ordenador o cualquier otro dispositivo electrónico que viaje contigo, pero fundamentalmente el teléfono. Los adaptadores universales vienen preparados para poder utilizarlos en más de 150 países que utilizan clavijas para la red eléctrica de diferente forma. Unos tienen dos tubitos como los que usamos en España, otros tres pestañas planas a modo de palillos sin puntas, otros sólo dos, los hay similares a los ya citados pero con las hendiduras más gruesas o más separadas…
En fin, una variedad tal que es como para volverse locos. Viajar con un adaptador es una gran ventaja. No ocupa casi sitio, es una inversión de por vida, ya que ningún país va a cambiar, a estas alturas, los enchufes de toda una nación, te sacará de más de un apuro en cualquier zona del mundo y no es nada caro, los hay desde 4 euros.
Eso sí, hace unos años había unos cuantos adaptadores, hoy podemos encontrar en el mercado una variedad tal que es importante hacer una selección. Los hay que vienen protegidos para las subidas de tensión lo que ayudará a proteger tus dispositivos, otros avisan del nivel de voltaje usado. Los hay con cierre de seguridad, etcétera. Un sinfín de posibilidades a elegir.
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