La seguridad en las aerolíneas parece dictarse a golpe de susto. Tras abortar unos presuntos atentados en 2006, al encontrar explosivos en botes de líquido, se impuso la prohibición de llevar líquidos en envases superiores a 100 mililitros. Ahora la restricción parece que se va a eliminar, según nos contaba Kayu en septiembre, ya que podrían haber desarrollado la tecnología necesaria para detectar los explosivos en los líquidos.
El pasado noviembre de nuevo saltaron las alarmas, esta vez el explosivo que se iba a utilizar presuntamente para atentar, iba escondido en un cartucho de tóner. La consecuencia inmediata para el resto de pasajeros es obvia, la prohibición de transportar en el equipaje de mano e incluso en el facturado, cartuchos de impresora que pesen más de 450 gramos.
Esta prohibición está vigente en los vuelos a Estados Unidos y Reino Unido. En realidad no mucha gente debe llevar tóner en su equipaje, salvo los representantes o algún estudiante. El problema será cuando los terroristas decidan utilizar algo más común. Imaginemos cualquier cosa, un libro, las patillas de las gafas de pasta o que encuentren la forma de impregnar la ropa con polvo tóxico. Puede que terminemos volando desnudos.
Creo que los supuestos o presuntos terroristas deben pasarlo muy bien viendo las medidas que adoptan los servicios de seguridad aérea ante sus amenazas. En gran medida están consiguiendo lo que persiguen, doblegar y asustar a sus enemigos, y además sin necesidad de violencia. Claro que la seguridad es lo primero, pero ¿dónde están los servicios de inteligencia?.
Vía | Air China
Foto | Flickr- Ryoki
