Cuando se habla de Escocia no se puede dejar de hablar de Glasgow, con el permiso siempre de Edimburgo la capital. Sin embargo, aunque esta última constituya su centro político, Glasgow es el centro industrial, financiero y creativo.
Con el título de Ciudad de la Arquitectura, esta localidad ha sido diseñada para vivir en ella, para disfrutar de sus edificios y para pasear por sus calles e inundarse del verdadero sabor escocés. Uno de los principales arquitectos de Glasgow fue el diseñador Charles Rennie Mackintosh, quien aunque en vida no tuvo mucho éxito; ahora es una gloria nacional venerada por los lugareños, además de un buen reclamo turístico.
Su obra está repartida por toda la ciudad, siendo más de una docena los edificios que llevan su sello. Entre ellos no se puede dejar de mencionar el Glasgow School of Art, un sitio emblemático para el artista quien estudió allí y conoció a su futura esposa. Destacan la biblioteca y la Galería de Muebles en la que hay una colección de sillas, maquetas y bocetos arquitectónicos del artista.
The Lighthouse, en pleno centro, es otro de los edificios sobresalientes. Fue sede del diario Glasgow Herald y ahora cobija el Scotland’s Centre for Architecture, Design and the City.
The Mackintosh Center, una especie de escuela de interpretación y Mackintosh Tower, una escalera de caracol que da acceso a la terrada sobre la que se tiene la mejor vista en 360 grados de la ciudad; son dos maravillas arquitectónicas que gozan de gran admiración tanto de los turistas que visitan la ciudad como de los que viven en ella.
The Mackintosh Church, una de las iglesias de la localidad, y el Scotland Saint School Museum, la última gran obra que le encargaron en la ciudad al arquitecto, son otros edificios que no hay que dejar de visitar. Para cerrar el viaje, existen algunas atracciones turísticas gratuitas a tener en cuenta.
Vía | El Viajero
Foto | Espíritu Nómada