Malargüe, el nuevo centro científico

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Malargüe es un pueblo que se encuentra en la provincia de Mendoza (Argentina). En él viven 20 mi habitantes, esta región sufrió un gran éxodo, en la actualidad, la región apuesta a la divulgación de la astronomía y la paleontología para poder formar una nueva generación de profesionales.

En el planetario mendocino de Malargüe se puede ver todo: la chatarra espacial que generamos y que gira alrededor de nuestro planeta (esto implica desde satélites en desuso hasta tornillos perdidos por un astronauta, que son catalogados para calcular su trayectoria y evitar que impacten contra una misión que despega en nuestro planeta), la actividad solar, una luna de Júpiter o agujeros negros. Lo asombroso es que tendremos la oportunidad de observar todo en sus colores reales.

Malargüe es un sitio tranquilo que se encuentra a orillas de la Cordillera de los Andes. Como capital del Departamento y beneficiada por el mayor yacimiento petrolero de la región, el pueblo tuvo una gran responsabilidad de abastecer al resto del territorio, hasta que cuando terminaba la década del 80 los habitantes solo dependían de la producción del crudo. La ciudad sufrió (como toda la Argentina) una gran crisis económica cuando culminaban los 90. El entonces intendente se vio obligado a crear un plan que ayudara a pasar de una Malargüe petrolero a un Malargüe científico. Este hombre consiguió convencer a los especialistas franceses de instalar el observatorio de rayos cósmicos más grande del mundo en la ciudad de Malargüe. Nadie de la zona discute que al principio el proyecto se encontró muy cuestionado, y hubo más de un conseja que no lo quiso aprobar.

El complejo se encuentra ubicado en un predio que abarca una hectárea y media y esta formada por 4 edificios que cubre 1.600 metros cuadrados. Uno de los edificios es el encargado de custodiar el portal de entrada y es donde funcional la administración y la recepción de turistas. En ese giro de 180 grados se encuentra un edificio que responde a un antiguo templo egipcio. En su interior se encuentra la sala de inducción, en donde se les explica a los visitantes en qué va a consistir la visita y donde esta ubicado el buffet. Además cuenta con un sector en donde se puede comprar merchandising espacial.

Años atrás, en el predio funcionaba un galpón de acopio de materiales del municipio y por esa rampa entraban los camiones llenos de escombros. El progreso y la vocación han hecho de este sitio el primer plantario digital del país. La sala cuenta con cinco proyectores que generan una imagen digital por computadora. Esto permite no sólo disfrutar de un cielo estrellado, sino viajar virtualmente al universo. El programa que se emplea tiene cargados una serie de catálogos de astronomía que existen y los modelos están en tres dimensiones con profundidad y distancia.

Esto surgió en 2003, con la instalación del Observatorio Pierre Auger. Ellos fueron los promotores de construir un Planetario en Malargüe. El proceso fue un poco complejo.
El equipo técnico fue a capacitarse a Estados Unidos y finalmente en agosto se puso en funcionamiento la sala, que tiene capacidad para 65 personas. Las funciones constan de documentales de 20 minutos que fueron confeccionados por la empresa proveedora y doblados al español.

Actualmente, en cartelera el visitante puede optar por Expreso infinito, un mapeo del espacio profundo que fue desarrollado por el Museo Smithsoniano del aire y el espacio. O bien, por el filme Los Planetas, que recorre los nueve miembros del sistema solar y propone un intercambio didáctico con los espectadores, que deben responder ciertas incógnitas. Hace poco tiempo el Planetario incorporo también Astronautas, un corto que ofrece desde los detalles del entrenamiento que atraviesan los hombres que salen de la atmósfera terrestre.
En poco tiempo se agregaran Secretos del dragón, una animación infantil para los entusiastas más pequeños y Agujeros negros, que ofrece la posibilidad de atestiguar el poder de distorsión sobre el tiempo y el espacio que tiene estos cuerpos celestes.

Los habitantes de Malargüe están viviendo una revolución científica real: hace poco tiempo se implemento una regulación municipal contra la contaminación lumínica de la ciudad.

El primer sábado de cada mes, el Planetario recibe una escuela durante la noche para realizar observaciones con el telescopio, que tiene una cámara con salida de video para poder proyectar las imágenes en una pantalla.

No cabe duda que tremenda infraestructura no fue concebida como un negocio sino como un aporte a la comunidad. El costo de la entrada es de 5 pesos para menores y 10 para adultos. La idea del museo es que ninguna persona que pase por Malargüe se quede sin conocer el Planetario. El objetivo principal es la divulgación científica.

El Planetario cuenta con un consejo de asesoramiento científico que supervisa todas las actividades.

El último edificio es el más grande del complejo y su diseño simula las capas de un perfil geológico. Ahí funciona un Museo de ciencias, donde los visitantes ejercicios relacionados a la física y la astronomía. En el sector norte de este espacio mantiene su sede el ICES, que actualmente se encuentra monitoreando la actividad volcánica del monte Petoroa, en el limite con Chile.

Foto | Museo Malargüe
Más Información | Argentina Por Descubrir

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