Un nuevo colectivo se ha puesto en contra de la campaña de desprestigio contra los controladores aéreos con la que el Gobierno está tratando de que la opinión pública se eche encima de este colectivo y, de este modo, se enmascare la mala gestión que Aena está haciendo cada vez tiene menos adeptos. A las llamadas de alarma por la falta de seguridad aérea que se está produciendo desde que se está presionando a los controladores civiles, se sumaron sus homólogos los controladores militares al señalar que la solución al conflicto no pasa por un decreto ni por la militarización del sector.
Ahora son los pilotos los que se suman a la causa. Ellos, los máximos responsables de los aviones que circulan por el espacio aéreo han levantado la voz para reivindicar la necesidad que tienen de personal cualificado, profesional y tranquilo que les ayude a la hora de recibir instrucciones seguras y precisas para a sus pájaros de acero despeguen, se aproximen y aterricen con total seguridad. Y es que está en juego la vida de muchos ciudadanos que sólo quieren desplazarse rápida y cómodamente, la mayoría para disfrutar de sus vacaciones. Algo que parece que se quiere obviar constantemente desde el Ministerio de Fomento.
En este sentido, el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (Copac) ha emitido un comunicado en el que ‘se opone’ a que los controladores aéreos militares gestionen el tráfico aéreo civil. Lo justifican alegando que controladores militares «no están formados para gestionar el tráfico civil, siguen otros procedimientos y no están acostumbrados a áreas de gran densidad de tráfico». Desde Copac añadieron que, como responsables últimos de los aviones en vuelo, han de reiterar que la utilización de los militares para controlar el tráfico aéreo «no aporta suficientes garantías de seguridad».
Los pilotos deben gestionar la operación de vuelo con todas las garantías de seguridad. Este organismo que representa a los pilotos señaló que, aunque hay quien no quiere oír hablar de ello, hay precedentes de un accidente aéreo ocurrido por la sustitución de los controladores civiles por militares. Fue en 1973, en las proximidades de Nantes (Francia) en el que se vieron involucrados un avión de Iberia y otro de Spantax y que se llevó por delante la vida de 68 personas.
Es duro ver y vivir lo que está ocurriendo con este asunto, precisamente ahora, que quien más y quien menos estamos pensando en las vacaciones de verano, si no estamos ya en ellas. Sin embargo, yo no he oído a nadie del Gobierno hablar de seguridad aérea. Sí, ya sé que es el discurso de los controladores, pero que nos afecta directamente a todos los que viajamos en avión.
Parece que a José Blanco y compañía les preocupa más catapultar a este grupo de trabajadores y salirse con la suya que garantizar la seguridad del resto de todos los ciudadanos que viajamos: nacionales y extranjeros. Es la ley del más fuerte, pero quizá deberían preguntarse si ellos tienen la razón… ¿esta todo el mundo equivocado o queremos ver cómo ocurre una desgracia aérea en España?
