Todo viajero con dos dedos de frente sabe que no debe aceptar hacerse cargo de ningún paquete que le de un desconocido, que no debe perder de vista su equipaje y que hay objetos y sustancias que se consideran contrabando. Sin embargo hay muchas personas encarceladas en el extranjero por estas causas. En unas ocasiones es por desconocimiento. Hay objetos que pueden adquirirse en el destino y sin embargo no pueden cruzar la aduana. Sería el caso de algo tan inocente a priori como las semillas de algunas plantas en Hawaii.
En otras ocasiones se trata de un exceso de confianza, el viajero ha conocido a alguien con cara de buena persona y con quien ha disfrutado durante la estancia. Esa persona tan agradable nos pide en el último momento que le hagamos el favor de llevar un paquete a un familiar o amigo que vive en España y así se ahorra el envío. Con la intensidad que se viven las vacaciones se olvida que en realidad le conocemos desde hace unos días y que ese muñequito tan mono para su sobrina, puede estar relleno de cualquier cosa. Es una situación relativamente frecuente.
En algunos países es conveniente usar los cierres de seguridad y revisar a fondo el equipaje antes de salir hacia el aeropuerto. Todos hemos escuchado los casos de robo en las habitaciones de hotel durante la celebración del Mundial de Sudáfrica. Del mismo modo que pueden entrar para robar, pueden hacerlo para camuflar algo en nuestra maleta. Si conseguimos llegar a España sin incidentes, alguien se encargará de robárnosla después. En caso contrario será dificil explicar que hacía esa mercancía entre nuestras pertenencias.
También hay situaciones en que el pasajero es consciente de estar haciendo algo ilegal, pero le han convencido de que el riesgo es mínimo y el beneficio muy alto. Las mafias de tráfico saben como romper la resistencia de una persona, como tentarle y finalmente conseguir que les hagan de correo. En ocasiones son ellos mismos los que delatan al turista.
La solución en este último caso es no ceder, y en caso de coacción acudir a las autoridades locales o al Consulado de España. Las penas por tráfico de drogas varían de un país a otro y pueden costar desde unos años de cárcel a una sentencia a muerte. Antes de hacer algo de lo que dudemos sería importante consultar las leyes del destino, hay países en que no se diferencia el consumo propio del tráfico de drogas, por ejemplo.
En el Consulado Español podrán aclarar nuestras dudas y en caso de haber cometido un delito nos pueden ayudar legalmente, pero no pueden interferir en la justicia local. Es mejor pecar de ser desconfiados y cobardes que, en el mejor de los casos, pasar unos años en una cárcel extranjera.
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