Desde que se instalaron en los aeropuertos estadounidenses, en 2010 de forma masiva, los escáneres corporales han sido objeto de recelo y muchas críticas. Las quejas se centran principalmente en su seguridad, que muchos dudan pese a los informes que parecían avalar lo contrario y, en la privacidad. El escáner permite ver demasiado de la persona que lo cruza.
En un primer momento se tomó la decisión de distanciar el escáner de la persona que lo controla para que esta última no pudiera relacionar la imagen escaneada con la real. Pero aún así seguían las quejas y más cuando en Internet comenzaron a circular imágenes de desnudos procedentes de los escáneres. Ha habido quejas de todo tipo, incluida la de los pilotos que deben pasar por ellos antes de cada despegue.
Finalmente la TSA, la Administración de Seguridad en el Transporte del país americano, ha decidido retirar los escáneres corporales por atentar contra la privacidad. La concesionaria OSI System no ha podido modificar el software de los aparatos para que las imágenes sean menos explícitas. Por tanto se retiraran los 174 escáneres del modelo Rapiscan y serán sustituidos por modelos de L-3 Communications Holdings, basados en ondas milimétricas.
Desde la TSA quieren dejar claro que la retirada no es por afectar a la salud sino por una orden del Congreso tras las quejas ciudadanas y especialmente la de la Electronic Privacy Information Center por atentar contra la privacidad de las personas, que calificaron las imágenes de «cacheo físico invasivo».
Vía | El País
